La empresa Azucarera defiende el cambio de modelo que propone a los remolacheros en su remuneración «para ser competitiva» y mantener así la confianza del inversor AB Sugar, además de descartar el cierre de ninguna de sus fábricas siempre que haya «suficiente superficie» cultivada.

«En nueve años -desde que en 2009 AB Sugar comprara por 577 millones la compañía- el inversor no ha recuperado ni un tercio de la inversión», argumenta en una entrevista con Efeagro el consejero delegado de Azucarera, Juan Luis Rivero, quien confía en que la empresa se sitúe el próximo ejercicio cerca del punto de equilibrio tras acumular 70 millones de euros de pérdidas en los últimos cuatro años.

La propuesta de la compañía de vincular el precio que paga a los cultivadores de remolacha con la cotización del azúcar -en una fase bajista como la actual caería de 32 a 25,6 euros– ha suscitado una intensa polémica en el sector y ha recibido críticas tanto de organizaciones agrarias como de responsables públicos.

Sobre la rutura del acuerdo AMI advierten de que en el mismo se señala «excepto si se dieran causas excepcionales»

Rivero considera que este cambio es imprescindible para garantizar la sostenibilidad del negocio, e incide en que tanto su accionista como el resto de los miembros del sector necesitan «planes estratégicos que les den confianza en el futuro» a la hora de confirmar «la continuidad» de su apuesta y las inversiones de cara al futuro.

«Tenemos que generar confianza como sector en general (…) y demostrar que podemos ser competitivos. Afortunadamente tenemos credibilidad ante nuestros accionistas por el plan desarrollado desde hace cuatro años para reducir costes en las fábricas», explica.

El consejero delegado de Azucarera asegura que la propuesta a los agricultores que plantan remolacha -utilizada posteriormente para elaborar el azúcar- sigue el modelo ya iniciado en países europeos competidores, como Francia.

Una de las principales críticas al cambio de modelo por parte de las organizaciones agrarias es que el precio anterior había sido pactado en un acuerdo marco interprofesional (AMI) firmado en 2015 y que inicialmente se extendía hasta la campaña 2019-2020.

«Nos equivocamos (al marcar ese precio), nunca nos imaginamos caídas tan abruptas en el precio del azúcar», reconoce Rivero, quien recuerda que desde el fin del sistema de cuotas en Europa -en 2017- la cotización ha caído más de un 30% y recalca que en dicho acuerdo se recogía que la oferta sería válida por cinco años «excepto si se dieran causas excepcionales».

Según sus previsiones, de cara a la campaña 2019-2020 se vislumbra ya una mejora del precio del azúcar, que calcula podría pasar de los 320 euros por tonelada a rondar «los 440-450 euros».

Dejan claro que «siempre que haya remolacheros y superficie suficiente, mantendremos» las fábricas

El modelo propuesto por Azucarera a los remolacheros reduce el precio por tonelada de remolacha de 32 euros a 25,6 euros, siempre que el azúcar cotice por debajo de los 404 euros.

A partir de esa cifra, la compañía abonaría una serie de «complementos» que aumentarían conforme la cotización del azúcar mejore. De hecho, aseguran que los agricultores podrían incluso a ganar más que con el sistema actual a partir de un precio superior a los 575 euros.

«El sistema que planteamos genera una dosis de incertidumbre en el agricultor porque una parte de su retribución pasa a estar ligada a la cotización del azúcar, pero en contraprestación le ofrecemos un tipo de contrato que le aporta un ingreso garantizado independientemente de sus costes», razona.

Sobre la hipótesis de cerrar alguno de sus cinco centros (tiene fábricas en León, Zamora, Burgos y Cádiz y una planta envasadora en Zamora), Rivero afirma que pese al «exceso de capacidad» su intención es conservarlos.

«Para nosotros es esencial tener las fábricas donde están los cultivos porque mover la remolacha es más caro. Siempre que haya remolacheros y superficie suficiente, las mantendremos», insiste el directivo de Azucarera, quien cita el caso de Miranda de Ebro, donde se han comprometido a seguir abiertos después de confirmar que la caída de la superficie cultivada será inferior al 20%.

Rivero subraya que el sector remolachero «tiene futuro» en España pese al «acoso» en precios del azúcar francés y se muestra convencido de que pese a las críticas a su nuevo modelo de precios las ayudas públicas a esta industria continuarán.

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