El control de las plagas agrícolas es uno de los problemas que muchos cultivadores afrontan año tras año de la mano de productos químicos, un escenario que cambia gracias a la lucha biológica que investigan profesionales del Instituto La Mayora como alternativa más sostenible y eficaz.

La investigación, que se realiza en el Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea La Mayora CSIC-UMA, ubicado en Algarrobo (Málaga), busca implementar medidas de control de plagas alternativas a los productos químicos que sean respetuosas con el medio ambiente y la salud humana como el empleo de enemigos naturales (depredadores).

La investigadora postdoctoral de la Universidad de Ámsterdam adscrita a este centro, Inmaculada Torres, ha explicado a Efe que estas investigaciones se realizan dentro del programa europeo ERA-NET C-IPM, de tres años de duración, en el que participan España, Holanda y Bélgica para «manejar las plagas en la agricultura de una forma más responsable».

Torres ha explicado que en el control biológico de plagas el depredador se alimenta de la plaga y reduce el daño al cultivo, por lo que se desmarca como la opción más eficaz y natural de protección agrícola.

Estudian si el control biológico podría funcionar mejor en una planta sin protección

Estos profesionales investigan cómo las defensas naturales de la propia planta pueden afectar al control de plagas ejercido por enemigos naturales.

La idea se basa en que las propias defensas de las plantas podrían perjudicar también la acción de los depredadores, es decir, que ambas medidas en vez de reforzar la protección podrían «chocar entre sí» y disminuir su eficacia.

Es decir, el control biológico podría funcionar mejor en una planta sin protección, ya que así no afecta negativamente a los depredadores, que «protegen de forma natural», ha señalado Torres, que ha defendido que «una planta indefensa tiene un control biológico más efectivo».

Torres ha destacado la importancia de esta investigación para la sociedad por la implantación de la normativa europea de 2009 sobre «la disminución del uso de pesticidas químicos» en agricultura para preservar el medio ambiente y la salud humana, por lo que apostar por agentes de control biológico y pesticidas verdes es ya algo esencial.

Este trabajo cuenta con la colaboración directa de la investigadora titular del CSIC Marta Montserrat, que en septiembre comenzará con un proyecto relacionado financiado por la Comisión Europea del programa Horizonte 2020.

En esta iniciativa participan centros de investigación de ocho países europeos y está centrada en el desarrollo de herramientas para el control de las «superplagas» y de las enfermedades que estas transmiten a los cultivos.

Montserrat ha señalado que esta investigación, que cuenta con un presupuesto total de casi tres millones de euros, se centrará «en plagas agrícolas de difícil control o superplagas como la mosca blanca, los pulgones, los trips y la araña roja», cuyo control será afrontado desde la integración de varios enfoques.

En este centro se trabajará para «mejorar el potencial de los agentes de control biológico» con enemigos naturales mejor adaptados a las condiciones de los cultivos, es decir, depredadores más fuertes que resistan situaciones adversas como las altas temperaturas que alcanzan los invernaderos para atacar de forma natural y eficaz a la plaga.

El control biológico de plagas agrícolas que desarrollan estas recientes investigaciones se posiciona como la mejor solución para proteger las plantas, respetando a la vez el medio ambiente y la salud humana.

(Texto y fotos: Isabel Díaz / Efeagro)

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