Un informe difundido recientemente por la Asociación Regional Andaluza de Productores de Ganado Porcino, (ARAPORC), citando y desvelando datos de ASICI, la Asociación Interprofesional del Cerdo Ibérico, destaca que “la cifra de animales sacrificados bajo la designación de bellota, ha sido superior a la del año pasado a pesar de contar con menos semanas de matanza” y haber tenido una producción de bellota muy inferior a la de otras campañas.

De los números publicados por ARAPORC, –organización integrante de ASICI–, se constata que durante la montanera del año 2015/16, se sacrificaron 666.000 animales alimentados con bellotas, y tras concluir la presente campaña, la interprofesional anuncia que los cochinos conducidos al matadero tras su cebo con el preciado fruto han sobrepasado holgadamente la barrera de los 700.000, pulverizando así todas las previsiones.

Fuentes contactadas por Agroinformación, discrepan abiertamente con los datos lanzados triunfalmente desde ASICI, y advierten que “esos registros de sacrificios de cerdos de bellota son irreales, ya que a nivel general la evolución de la última campaña de montanera ha sido muy desigual y bastante adversa, no sólo por la reducida producción del preciado fruto, (maduración tardía, por lo que empezó a caer con retraso) sino también por su mediocre calidad”.

Sospechas de que han podido ser alimentados con alto oleico, que imitan las características de los ácidos grasos de la bellota

Estos mismos ganaderos elevan el tono de sus denuncias, al afirmar “que debido a los bajísimos rendimientos cosechados durante la última montanera en casi todas las fincas, (a finales de enero no quedaba una sola bellota en el campo) resulta imposible poder alimentar a más de 300.000 animales”.

De ahí que se pregunten, “¿qué inexplicable milagro ha sucedido este año para alcanzar ese sorprendente incremento, si en comparación la montanera del año pasado que fue excepcional en cuanto a duración, calidad y cantidad, solo alcanzó para cebar a 666.000 cochinos, siempre según las cifras barajadas y anunciadas por ASICI?”.

“Estas desorbitadas cantidades», según este grupo de criadores de ibérico puro consultados por Agroinformación, solo pueden explicarse por la «presunta adulteración» de los informes de control de alimentación que expiden ciertas entidades de inspección, (organismos independientes de control que operan como entidades colaboradoras de la administración, y a las que pagan los propios ganaderos e industriales por los distorsionados informes) de tal modo que certifican que cientos de miles de animales han sido cebados con bellotas en la dehesa, cuando la realidad «puede esconder» que esos cochinos lo único que han comido durante su corta vida han sido generosas raciones de piensos enriquecidos con altas dosis de formulados energéticos –alto oleico– que imitan las características de los ácidos grasos de la bellota.

Las críticas apuntan directamente a ASICI y el Ministerio por no querer enterarse de que las cifras no cuadran y no hacer nada

Sabedores de la alarmante situación por la que pasan los genuinos y decadentes rebaños de ibérico puro asociados a la dehesa, disparan sus dardos, sin miramientos, contra la interprofesional y el Ministerio de Tejerina por su complacencia y permisividad, “resulta llamativo que Agricultura y ASICI no pongan freno a esta descarada trampa, que es vox populi en el sector, si los responsables de ambas instituciones son plenamente conscientes de que el potencial productivo de la dehesa peninsular solo permite engordar 450.000 animales –como cifra muy optimista– con montaneras de mucha abundancia”.

“Todo este generalizado incumplimiento de la normativa vigente, viene aconteciendo durante ya largos años por la nula aplicación de las acciones de control institucional sobre esta camarilla de intermediarios del sector, (en clara alusión y referencia a las entidades de inspección delegadas por la administración) que de manera incesante contribuyen a la expansión de estas falsas catalogaciones de bellota, de modo que cada vez se sienten más intocables e invulnerables”, recalcan y sentencian con evidente malestar los mismos ganaderos.

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