El olivar andaluz adolece de pérdida de tierra y el azafrán empieza a convertirse en un alternativa. Las zanjas que desgarran el terreno en el que crecen los olivos aparecen en cada vez más parcelas, dejando a los agricultores desprovistos de tierra y, por tanto, de una cosecha productiva. La alta erosión de estos terrenos y la baja cantidad de materia orgánica de los suelos desnudos se erigen como dos de las causas principales de los daños de la escorrentía.

En este escenario casi apocalíptico del campo andaluz se centra el proyecto europeo financiado por el programa H2020 de la Comisión Europea Diverfarming, que a través de la diversificación de cultivos y las prácticas de manejo de bajos insumos pretende aumentar la productividad de esos terrenos aumentando el rendimiento de sus suelos y reduciendo costes.

El proyecto dibuja un mapa de diversificación en el que se contemplan 8 países diferentes y, en el caso concreto del olivar, pone el punto de mira en el olivar jiennense. El terreno de experimentación sobre el que se validarán los beneficios de la introducción de cultivos en lo que era monocultivo se encuentra en Torredelcampo (Jaén), tiene un diseño tradicional con marcos de 12 x 12 metros repartidos por 3 hectáreas y está atravesado por grandes cárcavas que dejan al descubierto las raíces de unos olivos de porte firme de la variedad Picual. El manejo actual incluye un intenso laboreo, suelo desnudo, fertilizante mineral, pesticidas y herbicidas.

el azafrán inicia su introducción Y dos diversificaciones más

Ciento ochenta kilos de bulbos de azafrán ocupan desde esta misma semana las calles anchas de este olivar con problemas. El grupo de investigación del Departamento de Edafología de la Universidad de Córdoba formado por Luis Parras, Beatriz Lozano y Manuel González han sido los encargados de diseñar la siembra y sembrar el cultivo que se cosechará en el próximo mes de noviembre.

Las características del suelo se tornan idóneas para el desarrollo de este cultivo que tiene un ciclo de vida de 3 a 4 años y que, debido a su éxito gastronómico y sus beneficios para la salud, ayudaría a aumentar la rentabilidad del olivar como renta complementaria.

El manejo mediante el no laboreo y la incorporación de restos de poda permitirá reducir costes y aumentar la biodiversidad y la calidad de un suelo que ahora aparece desnudo y con baja concentración de materia orgánica. Esto, sumado a la cubierta vegetal compuesta por el azafrán, permitirá sujetar la tierra y minimizar el impacto de las precipitaciones sobre el terreno.

Además del cultivo de el azafrán, Diverfarming contempla dos diversificaciones más para el olivar. Una combinación de arveja (veza) y avena será sembrada en la parte contigua a las calles del azafrán en el próximo mes de noviembre y, una tercera siembra en primavera, esta vez de lavanda, teñirá de morado las calles de olivar.

En este caso de estudio, además de la Universidad de Córdoba, participan ASAJA Región de Murcia y Disfrimur Logística. Mientras que el grupo de investigación de la UCO medirá los efectos de la diversificación en cuestiones de erosión y productividad del suelo a la par que el impacto medioambiental y la emisión de gases invernaderos, investigadores de la Universidad de Jaén harán el estudio de la cadena de valor de los cultivos que se intercalen entre las calles del olivar (azafrán, arveja/cebada y lavanda) para conocer cuál será su rentabilidad en el mercado.

Diverfarming es un proyecto financiado por el Programa Horizonte 2020 de la Comisión Europea, dentro del reto de “Seguridad alimentaria, agricultura y silvicultura sostenibles, investigación marina, marítima y de aguas interiores y bioeconomía” en el que participan las Universidades Politécnica de Cartagena y Córdoba (España), Tuscia (Italia), Exeter y Portsmouth (Reino Unido), Wageningen (Países Bajos), Trier (Alemania), Pècs (Hungría) y ETH Zúrich (Suiza), los centros de investigación Consiglio per la ricerca in agricoltura e l’analisi dell’economia agraria (Italia), el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (España) y el Instituto de Recursos Naturales LUKE (Finlandia), la organización agraria ASAJA y las empresas Casalasco y Barilla (Italia), Arento, Disfrimur Logística e Industrias David (España), Nieuw Bromo Van Tilburg y Ekoboerdeij de Lingehof (Países Bajos), Weingut Dr. Frey (Alemania), Nedel-Market KFT y Gere (Hungría) y Paavolan Kotijuustola y Polven Juustola (Finlandia).

(Fuente: Universidad de Córdoba)

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