El nuevo Gobierno vasco tampoco tendrá consejero o consejera de Agricultura, al quedar englobado este sector en el Departamento de Desarrollo Económico y Competitividad, donde sólo tendrá una viceconsejería.

A pesar de que Euskadi es una Comunidad eminentemente agrícola, ganadera y rural, como lo demuestra que una de sus grandes señas de identidad, como la gastronomía, depende directamente de ella, para el lehendakari Urkullu parece que no es necesario que haya una voz propia para defender los intereses del sector.

Quizás los problemas e imputaciones del ex consejero de Agricultura Sáenz de Samaniego, vinculado a unas presuntas irregularidades en las concesión de ayudas en el fallido proyecto de construcción de una planta de purines que supuso la pérdida de 10 millones de dinero público, haya pesado en el nuevo presidente vasco. Pero los errores de un político no lo deben pagar los agricultores y ganaderos vascos, que de nuevo ven cómo pierden una ocasión de dar al sector agrícola el protagonismo que debe tener.

Habrá que seguir esperando y conformarse por el momento en compartir área con Pesca, Política alimentaria, Desarrollo rural y litoral, industria alimentaria y calidad alimentaria. Señor, señor, cuándo se darán cuenta los políticos de la fuerza y el peso real del sector agrario en este país.

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