El inicio de debate sobre los Presupuestos europeos han dejado claro dos cuestiones. La gran división que existe en el seno de la UE y que la gran mayoría de Estados rechaza la propuesta de recortar fondos para agricultura y cohesión. Lo que ha sorprendido ha sido la postura de España, quien en este primer encuentro, formado por ministros y secretarios de Estado de la UE, ha criticado a la UE que en sus planes incremente las partidas de los gastos administrativos de la propia Unión Europea a costa de rebajar las partidas destinadas a la PAC.

Un posicionamiento que sorprende, en gran medida porque se trata de un argumento más propio de quien no gobierna que de quien tiene responsabilidades de gobierno. Pero el secretario de Estado para la UE, Jorge Toledo, ha sido muy claro al señalar que ve «sorprendente» que la Comisión haya propuesto un aumento de los gastos administrativos que contrastan con los recortes en los Estados miembros, a la vez que ha reclamado la eliminación completa de los cheques o descuentos que reciben los contribuyentes netos en su aportación a las arcas comunitarias.

En el encuentro, España ha dejado claro que está dispuesta a aumentar su contribución al presupuesto de la UE y que quiere lograr un acuerdo temprano, si es posible antes de las elecciones europeas de mayo de 2019, pero el secretario de Estado para la UE se ha quejado del recorte de las ayudas a la PAC y ha pedido a la Comisión que dé más detalles sobre el reparto de los fondos regionales porque «faltan muchos detalles» sobre la Política de Cohesión.

En este sentido, ha insistido en que España está dispuesta incrementar los recursos «si es necesario y si el resultado es equilibrado», en referencia a la necesidad de apoyar «prioridades nuevas» pero también «las de siempre», que «han mostrado su valor añadido».

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