Ingenieros de Proma, una «spin-off» de la Universidad de Granada, han diseñado la planta piloto que comenzará a construirse en febrero en centro de tratamiento de residuos de Murcia, un proyecto europeo para una granja de insectos que se usarán como proteína para alimentar a animales.

La firma Proyectos de Ingeniería Ambiental (Proma), «spin-off» de la Universidad de Granada, ha sido seleccionada para cubrir la parte de ingeniería de la planta piloto que Entomo Agroindustrial comenzará a construir el próximo mes en Cañada Hermosa.

La catedrática de Tecnologías del Medio Ambiente de Caminos, Canales y Puertos de la Universidad de Granada, Montserrat Zamorano, y los ingenieros José María Fernández y Fernando Calvo, explicaron a Efe que la instalación albergará una granja de insectos.

Se trata de una iniciativa enmarcada en el proyecto piloto europeo «Valuewaste» que busca mejorar el aprovechamiento de los residuos orgánicos que hasta ahora se destinan solo a compostaje.

«Cualquier núcleo de producción de residuos orgánicos es susceptible de utilizar esta tecnología para darles un nuevo valor»

La firma granadina ha diseñado una granja de insectos para producir larvas del tipo de mosca «soldado negro» que después se utilizarán para elaborar proteínas que servirán de alimento a animales.

En el proyecto implementado en Murcia participa también la ciudad danesa de Kalundborg y la granja de larvas cuenta con un presupuesto de 855.000 euros de un total de diez millones de inversión. Fernández ha detallado que el objetivo es que la granja empiece a funcionar en mayo como planta piloto.

La empresa granadina trabaja como socio de Entomo AgroIndustrial, dedicada a desarrollar la tecnología, y ambas tienen como cimientos una larga trayectoria en proyectos de investigación e innovación, especialmente en temas de residuos y aguas.

«El mayor reto de este proyecto es dimensionar con precisión la instalación de climatización porque es imprescindible mantener en todo momento las condiciones de temperatura y humedad de las salas donde ‘trabajan’ las larvas de mosca», detalló Fernández.

La planta piloto permitirá encontrar y analizar métricas para escalar el proyecto a plantas industriales con una tecnología replicable tanto a nivel nacional como internacional.

«Cualquier núcleo de producción de residuos orgánicos, independientemente de su origen, es susceptible de utilizar esta tecnología para darles un nuevo valor», explicaron los ingenieros del proyecto, que se enmarca en el concepto de economía circular.

En el proceso de la granja de insectos, la larva de mosca engordará con la materia orgánica de los residuos, un proceso que se para antes de que se convierta en mosca para extraerle la quitina y separar de su interior grasas y proteínas que se comercializan como alimento para animales como peces, cerdos y aves.

En esta granja se tratarán de manera inicial diez toneladas de residuos al día, aunque el objetivo es alcanzar las 250 por jornada, cantidad que permitiría producir 3.600 toneladas de proteína al año, otras 3.000 de grasa y cerca de 40.000 de compostaje.

(Foto principal: Archivo)

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