El fabricante de maquinaria agrícola americano John Deere ha desarrollado el primer tractor eléctrico y autónomo, que no necesita intervención de un conductor, por lo que prescinde de la cabina. Para la alimentación eléctrica no precisa de baterías, sino que recibe la energía mediante un cable conectado a la red.

El desarrollo de esta máquina agrícola es fruto de un proyecto de investigación denominado GriCON, en el que interviene un consorcio en el que, además de John Deere, participan la consultora alemana BAUM Consult y la Universidad Técnica de Kaiserslautern, también alemana. El resultado es un tractor eléctrico que es capaz de funcionar en modo autónomo por lo que se ha suprimido la tradicional cabina para el conductor, según recoge Gonzalo García en hibridosyelectricos.com.

La alimentación eléctrica del tractor no proviene de un paquete de baterías que tenga que ser transportada continuamente por el vehículo, eliminando de esta forma el peso extra y la necesidad de contar con tiempos para la recarga.  La solución escogida por John Deere se basa en un cable conectado a la red. Cuando el tractor comienza su trabajo el cable está enrollado en un bobina situada en la parte delantera, que se va desenrollando según avanza, mediante un sistema estudiado para que sea imposible que el propio tractor lo dañe, ni siquiera cuando ejecuta un giro. El diseño de este sistema ha sido crucial para lograr los objetivos de innovación del proyecto. El propio tractor, durante el trabajo, maneja el cable de forma automática sin necesidad de que intervenga ningún operador, extendiéndolo y recogiéndolo, durante su recorrido.

La ruta de trabajo se programa previamente mediante un software dedicado que mapea el área de operación mediante drones provistos de cámaras. Posteriormente es enviado al tractor para que sea realizado de forma completamente autónoma, aunque puede ser controlado mediante un mando a distancia de forma manual para transportarlo hasta el punto de inicio.

La longitud base del cable es de un kilómetro, aunque es escalable para acomodarse a las necesidades de cada instalación agrícola. La potencia del motor eléctrico que mueve el vehículo es de 100 kW. La alimentación se realiza en corriente continua a un voltaje aproximado de 6.000 V que se transforma a 700 V, también en corriente continua, que es el voltaje con el que trabaja el tractor.

Otra de las ventajas de la alimentación por cable es que los agricultores pueden generar su propia energía renovable para alimentar el vehículo, disponiendo placas solares o aerogeneradores en sus propias instalaciones.

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