El próximo mes de marzo finalizará el proceso por el que Reino Unido dejará de formar parte de la Unión Europea. Sin embargo, todavía no se ha logrado concretar en qué condiciones se va a producir el Brexit. Ante esta incertidumbre, el sector agroalimentario debe contemplar la posibilidad de una salida del Reino Unido de la UE sin acuerdo, y considerar posibles actuaciones estratégicas de cara a la industria agroalimentaria.

En el supuesto de una ruptura sin acuerdo entre la UE y Reino Unido, se presenta un escenario incierto que puede conllevar la pérdida de bienestar de los ciudadanos y un impacto negativo para las economías de ambas partes.

Según el responsable de Derecho Alimentario de AINIA, José María Ferrer, “existen cuestiones clave cuyo análisis detenido debería llevar a realizar todos los esfuerzos posibles por llegar a puntos de consenso. De lo contrario, podríamos retroceder en cuestiones que estaban bien resueltas y funcionaban”.

Controles oficiales de alimentos

En este supuesto, explica José María Ferrer, nos podemos encontrar “con un panorama desalentador, dado que por una parte la Unión Europea exigirá a los productos del Reino Unido el cumplimiento de sus límites en residuos de plaguicidas, contaminantes, parámetros microbiológicos, etc. Y, por la otra parte, Reino Unido puede plantear sus propias exigencias dando lugar a un enfrentamiento comercial a cuenta de los parámetros que se exijan a un lado y otro del Canal de la Mancha”.

En este sentido, puede haber una alteración de la logística de distribución y transporte; nuevos trámites y aranceles en sanidad exterior, sanidad vegetal, calidad comercial…”donde -subraya Ferrer- los grandes perjudicados serán la industria y sobre todo, los ciudadanos”.

Calidad diferenciada, alimentos con D.O.P. / I.G.P.

En el supuesto menos deseable de un Brexit sin acuerdo, José María Ferrer ha destacado que “el Reino Unido podría obviar el particular régimen jurídico que los alimentos con Denominación de Origen Protegida o Indicación Geográfica tienen en el seno de la Unión Europea, y aplicar las mismas reglas que a los productos «normales», lo que supondrá un grave perjuicio para estos alimentos.

Asimismo, es previsible la imposición de medidas proteccionistas y aranceles que encarecerán algunos productos y limitarán la capacidad exportadora de algunos sectores claves agroalimentarios en nuestro país.

Etiquetado e información a los consumidores

Las autoridades británicas, en caso de desacuerdo con la UE, podrán proponer legislación específica en materia de etiquetado y esto dará lugar a una dificultad importante a la hora de exportar alimentos al Reino Unido. En este sentido, el responsable de Derecho alimentario de AINIA apunta que “todo lo ganado y armonizado hasta este momento, desde la aprobación del Reglamento 1169/2011, puede sufrir algún retroceso”.

“En ésta hipótesis está por ver si optarían por un sistema parecido al actual de la UE o propondrían una regulación en la línea de otros países anglosajones, como los Estados Unidos”, ha añadido José María Ferrer.

Para Ferrer, “tenemos que confiar en que al final tengamos un «BREXIT» con acuerdo, puesto que en ese escenario todo resultará más sencillo. Si hay acuerdo, se mantendrá el actual «estatus quo» a la hora de aplicar la legislación alimentaria, facilitando de este modo la desconexión del Reino Unido y la Unión Europea”.

“¿Problema u oportunidad? Qué duda cabe que el Brexit ha sido un elemento distorsionador y nos guste más o menos va a cambiar el escenario de Derecho Alimentario en la Unión Europea”, concluye Ferrer.

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