Los más de 17.000 viveros europeos -1.500 en España- están muy atentos a la evolución de la xylella para evitar riesgos en un sector que adhiere a 100.000 hectáreas (4.500 en nuestro país) y piden que la Unión Europea arbitre fondos suficientes para su control, prevención e investigación.

En una entrevista con Efeagro, el secretario general de la Asociación Europea de Viveristas (ENA en sus siglas en ingles: European Nurserystock Association), Josep M. Pagès, recuerda que desde 2017 hay un reglamento comunitario que permite indemnizar a los operadores afectados por las enfermedades vegetales y animales.

El sector asegura que «estamos a favor de las medidas estrictas para prevenir que se disemine la enfermedad»

Pagès señala que, además, reclaman que «haya fondos suficientes para una reacción rápida cuando se produzcan las primeras detecciones de la’xylella, para erradicarla y para compensar a los propietarios», así como presupuestos «importantes» en la Unión Europea (UE) para financiar los proyectos de investigación en el largo plazo sobre la bacteria.

La entidad hace hincapié en la importancia de la investigación, hasta el punto de que colabora activamente con los dos proyectos de referencia actuales, que lideran científicos italianos y españoles.

«La amenaza de que se contaminen plantas en Europa es muy alta, por lo que estamos a favor de las medidas estrictas para prevenir que se disemine la enfermedad» y también de las exigentes condiciones para la importación desde fuera de la UE, aunque «estaríamos en contra de que se limite el comercio interior», es decir, fuera de las zonas afectadas y aledañas, asegura.

Respecto a la entrada de material vegetal en suelo comunitario, Pagès aclara que la normativa europea obliga a que las importaciones se realicen desde zonas o países libres de la plaga y que, cuando las especies llegan a los puertos, deben tomarse muestras y realizarse análisis antes de su comercialización.

Alaban la actitud de las autoridades italianas, pero no la de susproductores que quiseron parar las medidas en los juzgados

Sobre la gestión de la enfermedad en el sur de Italia -muy afectado, sobre todo en olivar-, considera que las autoridades de este país están actuando con transparencia y, de hecho, se puede seguir la evolución de la bacteria «semana a semana», los árboles analizados y los infectados, o los que se van arrancado.

No obstante, lamenta que al inicio de la detección de la bacteria «se judicializó» el asunto, por las demandas en los juzgados contra los inspectores, centros de investigación, su Ministerio o Bruselas, que intentaban evitar las medidas previstas para atajar la plaga.

Los cortes de carretera y tren, y hasta «las rogatorios en las iglesias» no ayudaron porque «no solucionan nada; es un problema que se soluciona, como otras invasiones biológicas, con un rígido control de las plantas e insectos portadores. La solución debe ser técnica y ninguna otra», asegura.

En el caso español, «lo que más ha sorprendido es la explosión en Baleares, donde aparecieron de repente hasta tres subespecies de la bacteria», por lo que se pregunta si fallaron los controles.

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