Ante el avance de la bacteria Xylella fastidiosa que ya está afectando a varios países de la Europa continental, entre ellos España y más concretamente a las regiones de la Comunidad Valenciana y Baleares, la eurodiputada socialista y vicepresidenta de la comisión de Agricultura, Clara Aguilera, ha reclamado el apoyo de la Comisión Europea para poner freno al avance de la plaga, a la vez que le insta a «empezar a planificar las posibles compensaciones para los productores afectados por la bacteria que podrían perder sus explotaciones»

En una pregunta parlamentaria, Aguilera recuerda que fue en 2013, en Italia, cuando se detectó por primera vez la presencia de Xylella fastidiosa, una bacteria que afecta a diversas especies, entre ellas olivos y cítricos y, una vez presente en el árbol, no tiene curación. «Hoy, cuatro años después, no sólo no se ha acabado con la Xylella, sino que afecta a tres países más: Francia, Alemania y España», ha alertado Aguilera, quien ha criticado la estrategia de la Comisión Europea, «que ha actuado demasiado tarde».

Clara Aguilera critica a la CE que se haya dejado toda la responsabilidad a las CCAA afectadas

En el texto, la eurodiputada reclama que se den a conocer las nuevas medidas que se están tomando para evitar la expansión de la bacteria, recordando que la prevención es «clave» en el tratamiento de la Xylella, «ya que una vez que ataca a un árbol no hay solución».

Aguilera ha señalado también que además de medidas por parte de la Comisión, «es necesaria la implicación de las administraciones centrales». En el caso concreto de España, ha censurado que se haya dejado toda la responsabilidad a los gobiernos autonómicos, como está sucediendo en Baleares, Valencia o Andalucía, en esta última región se están tomando medidas de precaución aunque todavía no se han dado casos de plaga. «Es necesaria una coordinación por parte del ministerio así como un rotundo plan de acción que ponga freno al avance de la bacteria».

Igualmente, la eurodiputada socialista ha recordado que «es urgente empezar a planificar las posibles compensaciones para los productores afectados por la bacteria que podrían perder sus explotaciones». «No se puede mantener en la incertidumbre a los cientos de agricultores que no pueden hacer nada por salvar a los árboles ya afectados» , ha concluido

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