La responsable de Sanidad de Hamburgo (Alemania), Cornelia Prüfer-Storcks, desató en mayo de 2011 la peor crisis que haya vivido el sector agrícola español. Aseguró que los pepinos españoles eran los causantes de una mortal epidemia de E.coli que causó 56 muertes en Alemania. Era falso. Pero las empresas españolas sufrieron fuertes pérdidas. Seis años después, un tribunal de Hamburgo obliga al Gobierno a pagar una indemnización a dos distribuidoras españolas.

Las dos empresas distribuidoras españolas, según recoge este jueves 24 Enrique Müller en elpais.com,  se querellaron en 2011 contra el Gobierno de Hamburgo. Exigían una indemnización de 2,28 millones de euros por los daños causados por las acusaciones falsas de la responsable. La justicia obliga ahora a la ciudad a firmar un acuerdo mediante el cual su Gobierno se compromete a pagar una suma que no ha sido revelada pero que, al parecer, es de seis dígitos.

«El acuerdo permite poner fin a una larga batalla jurídica y ahorrar nuevos gastos», señaló Rico Schmidt, portavoz del Senado de Sanidad de Hamburgo, que se felicita por poner fin a este conflicto.

El Gobierno regional alemán acusó directamente a los pepinos españoles provocando graves pérdidas económicas

La crisis de los pepinos españoles estalló cuando Prüfer-Storcks señaló en una rueda de prensa que las autoridades sanitarias de la ciudad habían descubierto, en el mes de mayo de 2011, que tres pepinos españoles eran los portadores de la bacteria Eschiria Coli (E.coli), cuyo brote que causó en Alemania la muerte de 56 personas.

La denuncia de la política de Hamburgo, que echaba toda la culpa a los productos de la huerta española de transportar la bacteria asesina, provocó un alivio monumental entre los agricultores alemanes. Y llevó al periódico Bild a titular una historia de primera página con una sentencia rotunda: «Resuelto el misterio sobre la epidemia intestinal: El germen asesino llegó en pepinos de España». La crisis se desató entre los productores españoles. Los agricultores protestaron a las puertas de la embajada y los consulados españoles tirando grandes cantidades de pepinos a sus puertas. Además, no sólo afectó a los pepinos, sino que el valor de las exportaciones españolas de frutas y hortalizas cayó un 23,5% en julio de 2011 respecto a ese mes de 2010, hasta contabilizar 409 millones de euros, debido a esta crisis del «E.coli», según informó la Federación Española de Productores Exportadores de Frutas y Hortalizas (Fepex). Asimismo, la paralización del mercado exportador de productos hortofrutícolas obligó a las empresas comercializadoras a prescindir de hasta 2.000 trabajadores, en su gran mayoría eventuales o fijos-discontinuos.

Tras una acción relámpago de Udo Lampe, director del Instituto germanoespañol Analytica Alimentaria, la responsable de Sanidad tuvo que admitir que había cometido un grave error. Lampe, un experto especializado en certificar que los productos hortofrutícolas que exporta España a Alemania no representan un riesgo para la salud de los consumidores germanos, sometió a una prueba de laboratorio en Hamburgo toda la cadena de producción de los pepinos españoles, incluyendo el sembrado, la tierra y cadena de empaquetado. En dos días, entregó un informe a las autoridades donde demostraba con rigor científico que los pepinos no eran los causantes del brote asesino. Las autoridades nunca lograron detectar el causante del brote.

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