La presión contra la fruta verduras españolas en Francia parece que está pasando de los piquetes de agricultores a los controles de los agentes del Departamento contra el Fraude galo, que están intensificando estos días la vigilñancia en las carreteras para determinar la trazabilidad de los productos españoles que se transportan en camión por las carreteras galas. El objetivo de esta medida es determinar si todos los papeles están en orden, para así evitar que se puedan vender como franceses, y están incautando la mercancía que tiene cualquier defecto.

Según recoge la publicción francesa franceblue.fr, en la autopista A7 entre Aviñón y Orange este domingo, 6 de agosto han vuelto a realizar varios controles  en los camiones que pasaban por la zona, la mayoría de ellos españoles. Los gendarmes estaban liderados por  Michel Malaval Vaucluse, jefe del departamento de control de fraude, que se colocaba en primera línea con su equipo en el peaje de la naranjas.

La agenda del día era asegurar que las regulaciones de la UE sobre trazabilidad y verano frutas y verduras se respetan y determinar que el origen de los productos que se indica en el transporte y la factura se adecúan a las normas europeas.

No indicar el origen permite hacer trampas y es objeto de retención de la mercancía

Ángel, un conductor de camión español que fue detenido para inspeccionar, aseguraba a la publicación francesa que «en Francia hay muchos controles. Francia y Alemania son los países donde hay más control en general» dijo cuando los agentes de la DGCCRF procedieron a examinar la documentación facilitada al conductor por los productores española. Todo parece en orden, excepto en la factura.

En esta documentación no se indica el origen español de nectarinas transportados. «O es un error o es algo deliberado», explica Michel Malaval el jefe de departamento consumo de fraude en Vaucluse, quien aclara que esto puede provocar que «se puede convertir en origen francés con más facilidad «, permitiendo que estas nectarinas españolas podrían en última instancia en la cadena alimentaria como un producto francés. Una trampa que, aunque no es frecuente, «se observa constantemente».

Una vez que el fallo ha sido identificado por del departamento de Fraude, los servicios de la DGCCRF Rungis se ponen en contacto inmediatamente por sus homólogos Vaucluse para comprobar el comprador de la fruta ver que efectivamente es un error y no un esquema de fraude. El Vaucluse también envía un informe a los servicios españoles para que acudan a ver al vendedor. Sin embargo, funcionarios franceses, sin decirlo abiertamente, no creen que esta operación se vaya a hacer.

La posibilidad de vender los productos españoles como franceses es también lo que tensa los agricultores en Francia que hablan de la competencia desleal. En el mes de junio, los agricultores Vaucluse habían hecho ellos mismos ese tipo de controles, provocando que, sin previo aviso, las mercancías procedentes de España fueron lanzados directamente en la carretera.

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