El 46% de los expertos que forman parte de los paneles científicos de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, en inglés) tiene conflicto de intereses por su relación con las empresas alimentarias o agrícolas, según un informe publicado este miércoles 14 por la organización Corporate Europe Observatory(CEO).

Este dato se desprende del análisis de las declaraciones de intereses presentadas por los 211 expertos que trabajan para la EFSA, que se encarga de asesorar a la Unión Europea en materia de seguridad alimentaria y, en particular, de evaluar los riesgos de productos de la industria agroalimentaria. Por ejemplo, el último informe que está provocando una polémica afecta al uso del glifosato.

En concreto, el 26,5% de estos profesionales tiene conflicto de intereses directos; es decir, recibió dinero de compañías del sector o grupos de presión ligados a ellas, mientras que el 30,3% de ellos presenta conflictos indirectos; es decir, pertenece a una organización que recibió más del 20% de su financiación de estas empresas o lobbys.

Algo más del 16% de expertos tienen ambos tipos de conflicto, según los datos de CEO, que se dedica a analizar la influencia de los grupos de presión ante las instituciones de la UE.

Las cifras suponen, con todo, una mejora con respecto al último estudio realizado por la organización en 2013, cuando reveló que el 59% de los expertos tenía conflictos por sus relaciones con la industria.

Lamenta que «la independencia no parece haber sido un criterio» a la hora de renovar a los expertos

Pese a que desde entonces la Eurocámara ha instado a la Agencia a atajar las lagunas en sus normas de independencia, los conflictos «han seguido apareciendo regularmente en la mayoría de áreas, pero en particular en materia de aditivos alimentarios, pesticidas, OGM (organismos genéticamente modificados) y recomendaciones nutricionales», señala la organización.

Subraya, además, que muchos de los expertos señalados por su conflicto de intereses en 2013 fueron renovados en 2015, y lamenta que «la independencia no parece haber sido un criterio» a la hora de decidir si se renovaba a los expertos pese a las críticas.

La EFSA, que tiene su sede en la ciudad italiana de Parma, adoptará su nueva política de independencia el próximo 21 de junio, pero los autores del informe critican que, pese a introducir «pequeñas mejoras», la propuesta «perpetúa los principales problemas y lagunas de la política existente».

En concreto, apuntan que el análisis de los conflictos tiene un ámbito muy restringido y que se excluye del mismo la financiación a la investigación pese a que ésta es la principal causa de los conflictos de intereses directos.

«El propósito de esta política es proteger a la agencia de la influencia indebida de la industria alimentaria. Para conseguir la confianza del público, la junta directiva de la EFSA y la Comisión Europea deben liderar la elaboración de un nuevo borrador y la adopción de una auténtica política de independencia para la EFSA», dijo en un comunicado Martin Pigeon, autor del informe sobre este organismo que vela por la Seguridad Alimentaria.

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