Coincidencia o no, en una de las semanas del año más tensas en el mercado de la almendra, las lonjas, en pleno ojo del huracán sobre su papel y denunciadas ante la AICA, no han cotizado esta última semana ante la falta de ofertas. Y sólo la de Murcia, que ha tomado el relevo a la de Reus, en el papel negativo de su labor, ha cotizado con descensos menores.

Y es que el sector almendro está empezando a ver con una cierta preocupación que los precios de la almendra siguen cayendo (hasta un 30% según denuncia Asaja CLM) y que el cultivo pese a seguir siendo rentable empieza también a dejar de serlo tanto como se esperaba. Y si hace unas semanas se ponía el punto de mira en la Lonja de Reus, a la que se le reclamaba “más transparencia, unos criterios invariables y consensuados y un sistema de cotización más profesional para fijar los precios de referencia en Cataluña», ahora es la de Murcia la que acapara todas las críticas, al estar considerada, junto a la catalana, como el referente nacional a la hora de determinar los precios.

Las denuncias se centran sobre qué papel deben jugar realmente las lonjas

Y el debate se centra en el papel que deben jugar, ya que parte del sector cree que no es función de las lonjas la negociación para marcar precios a futuro de la almendra, sino ofrecer una clara referencia de las operaciones, lo que ha llevado a una parte a denunciar ante la Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA) para que investigue sus «prácticas abusivas».

Con este panorama, ni la Lonja de Reus ni la de Albacete han cotizado esta semana, manteniendo el impasse de las últimas semanas, mientras que la de Murcia ha dejado unos resultados a la baja. En concreto: la Marcona ha cotizado a 7.81 Baja 1 cent;  Largueta 6.94 Baja 2 cent;  Comuna 4.51 Baja 3 cent; Ferragnes 4.62 Baja 3 cent; Garrigues 4.60 Baja 3 cent; Guara 4.60 Baja 3 cent; Ramillete 4.69 Baja 3 cent.

Pero no sólo los precios están preocupando al sector. La aparición de un primer caso de xylella fastidiosa en la península, en una plantación de almendros del municipio de Guadalest, en la comarca alicantina de la Marina Baixa, ha hecho saltar todas las alarmas. Y es que aunque esta plaga se vincula más con el olivar, lo cierto es que su posible proliferación en el almendro sería una nefasta noticia, porque con esta plaga se sabe dónde empieza, pero nunca dónde puede acabar.

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