La Unión de Agricultores y Ganaderos de Navarra ha rechazado la decisión de la Comisión Europea de prohibir desde enero de 2018 el uso de fitosanitarios en parcelas declaradas en la PAC como Superficies de Interés Ecológico (SIE).

La medida, que afectará directamente a las siembras de otoño y la declaración PAC 2018, tiene a juicio del sindicato una incidencia «muy elevada» porque los agricultores con más de 15 hectáreas de tierra de cultivo deben reservar el 5% como SIE.

Y para poder cobrar el «pago verde o greening» este terreno queda principalmente con barbecho o cultivos fijadores de nitrógeno, como leguminosas, proteaginosas u oleagionosas que a partir del próximo año no podrán ser tratadas con fitosanitarios para asegurar su desarrollo, en especial en los primeros estadios una vez sembrado.

«La prohibición de uso de fitosanitarios impedirá enormemente a los agricultores incorporar este tipo de cultivos en sus explotaciones»

Para la UAGN la decisión es «un despropósito» puesto que «en la práctica hace inviable el cultivo de leguminosas grano o proteaginosas, ya que sin el control de las plantas asociadas al cultivo (comúnmente denominadas malas hierbas) su producción es insostenible».

Al respecto asegura en un comunicado que los cultivos fijadores de nitrógeno (CFN) tienen «una incidencia muy positiva sobre el suelo» al fortalecer la siguiente campaña de forma natural y posibilitar además una mayor biodiversidad y una menor erosión.

«La prohibición de uso de fitosanitarios impedirá enormemente a los agricultores incorporar este tipo de cultivos en sus explotaciones y, en cualquier caso, obligará a manejar la tierra mediante más labores mecánicas y por tanto de forma contradictoria al objetivo ecológico originario, generando mayores emisiones de CO2 a la atmósfera y aumentando la vulnerabilidad a la erosión», subraya la UAGN.

Por todo ello asegura que la decisión europea es «nefasta» tanto desde el punto de vista agronómico como económico y medioambiental, ya que puede provocar «una reducción drástica de la superficie destinada a los cultivos fijadores de nitrógeno por no resultar viable su producción».

Por tanto «perjudica directamente a la rentabilidad de las explotaciones» y a su «competitividad», como también a la del conjunto del sector en un país que es deficitario en proteína vegetal y que deberá aumentar las importaciones, incluida la soja transgénica que la UE prohíbe cultivar.

«Una vez más los burócratas y políticos comunitarios (…) ceden antes las presiones de los lobbies radicales medioambientalistas que pretenden transformar el sector agrario en un conjunto de pequeños huertos familiares destinados a satisfacer los caprichos de la moda urbanita», sostiene la UAGN, que aboga por un modelo de agricultura moderna, innovadora y sostenible, con profesionales que producen alimentos de calidad y contribuyen al desarrollo rural.

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