Los tractores matan, pero pueden ser menos mortíferos si se toman medidas de protección, se renueva el parque de maquinaria agrícola o se sensibiliza a los usuarios sobre el alto riesgo que entrañan. Las estadísticas de la Xunta apuntan a que un 47% de los accidentes graves se deben al vuelco del vehículo, como sucedió el sábado en Lalín, en un siniestro en el que perdieron la vida dos hermanos.

Una veintena de muertos en todo el 2018 y medio centenar en el último trienio, castigando sobre todo a la envejecida población del campo gallego, han hecho saltar todas las alarmas, pues Galicia está entre las comunidades con más accidentes graves en este ámbito. El minifundismo y la dispersión explican en buena parte el problema, que ha forzado a la Xunta a emprender una campaña informativa para reducir las cifras de víctimas en las áreas rurales, según recoge Pablo González en lavozdegalicia.es.

Con un parque muy antiguo, un tercio de los tractores no tienen sistema antivuelco

Los accidentes por vuelco producen heridas graves o incluso la muerte por aplastamiento cuando los tractores carecen de estructuras de protección, algo que sucede en un tercio de los vehículos en España, de forma que la renovación total del parque móvil aún está lejos. En Galicia esta proporción podría ser superior. Pero también pueden ocurrir porque no estaba desplegado el arco de seguridad en el momento del vuelco, cuestión en la que se incide en las campañas de sensibilización. El exceso de confianza es a menudo fatal en los accidentes agrícolas. De ahí que últimamente se hayan desarrollado sistemas de protección automáticos que se despliegan sin necesidad de que intervenga el conductor.

La Administración recomienda que los tractores dispongan de una estructura homologada de protección, que puede ser en forma de cabina, pórtico o bastidor. A menudo, los tractores más antiguos llevan una cabina de resguardo que no está homologada para resistir el impacto y puede convertirse en una trampa aún mayor en caso de volteo.

También se recomienda utilizar el cinturón de seguridad y llevar un mantenimiento adecuado de las protecciones, así como no hacer virajes bruscos, especialmente en pendientes y taludes, donde hay que extremar la precaución. Y no forzar la maquinaria cuando se encuentra un obstáculo que pone mucha resistencia al avance. Si finalmente se produce el vuelco, se aconseja que el conductor no salte al exterior y que permanezca en el interior del tractor agarrado con fuerza al volante.

A menudo estos accidentes graves se agravan por la presencia de acompañantes que salen despedidos en el momento del accidente, como recuerda Xosé Manuel López Gallego en un estudio sobre la siniestralidad relacionada con el uso de tractores. Es también común, advierte el ingeniero agrícola y experto en prevención de riesgos laborales, que el accidente grave se produzca por la caída desde el vehículo cuando este está en marcha ante la previsión de vuelco. A veces incluso los conductores mueren atropellados por su propio tractor.

Demasiados accidentes con víctimas de agricultores jubiladas que salen en las estadísticas

Para conducir un tractor solo por fincas agrícolas no es necesario ningún tipo de permiso o licencia, de ahí que este experto recomiende, a la vista de la gravedad de los accidentes, que se reglamente el acceso a este tipo de vehículos, «exigiendo una formación teórico-práctica mínima para el conductor que incluya la seguridad laboral». También plantea algún tipo de inspección técnica de vehículos para aquellos que no circulen por las vías públicas.

Aunque la mayoría de los accidentes graves los sufren personas mayores de 65 años ya jubiladas y por tanto no se consideran accidentes laborales, el experto reclama que todos los siniestros de este tipo en el ámbito laboral agrícola sean notificados e investigados, pues las estadísticas no son exhaustivas y es necesario conocer las causas para avanzar en las políticas de prevención.
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