A primeros de octubre la Unión Europea debe decidir si se amplía o no la autorización por diez años para seguir permitiendo el uso del glifosato. Sin embargo, la petición del sector para poder utilizarlo puede venir de forma temporal por la falta de consenso no ya en los países de la propia UE, sino por las discrepancias entre Ministerios de Agricultura y Medio Ambiente de algunos países, como Francia y Alemania. Unas diferencias que no sólo repercuten en los propios Estados sino en el conjunto de la CE, que ya baraja suspender la Cumbre prevista para octubre, lo que propiciaría que se pueda seguir utilizando hasta que haya un acuerdo para decidir su futuro.

Cabe recordar que la Comisión Europea decidió relanzar el procedimiento para intentar convencer a los países a autorizar a largo plazo el glifosato, después de fracasar en un intento anterior. Tras muchos debates, los comisarios europeos dieron su visto bueno para “reanudar las conversaciones con los Estados miembros sobre una posible renovación de la autorización del glifosato durante 10 años”.

La licencia de este controvertido herbicida expiró en la UE en el verano  de 2016 y, ante la falta del visto bueno de los 28, Bruselas se vio obligada a prolongar esta licencia, a la espera de un informe de los expertos europeos.

Sin embargo, ahora las discrepancias internas en Francia y Alemania supone un nuevo parón en las negociaciones. Según adelanta agropopular.com, hasta ahora, Alemania se ha abstenido en las votaciones debido a que sus ministros de Agricultura y de Medio Ambiente defienden posiciones divergentes. El comisario europeo de Sanidad, Vytenis Andriukaitis, ya ha señalado en diversas ocasiones que Bruselas “no tiene intención de renovar esta sustancia si no hay una mayoría cualificada de Estados miembros a favor, ya que la responsabilidad tiene que ser compartida”.

Por su parte, en Francia tampoco hay coincidencia total entre Ministerios respecto al glifosato. El ministro de Agricultura francés, Stéphane Travert, ha pedido tiempo antes de prohibir la sustancia y ha señalado que es necesario encontrar productos sustitutivos para que los agricultores puedan seguir trabajando.

Su posición no es, por tanto, tan drástica como la que defiende el ministro de Transición Ecológica, Nicolas Hulot, quien ya ha afirmado que Francia se pronunciará en contra de la renovación de la autorización del glifosato por diez años en la votación que se había programado para principios de octubre.

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