El papel del campo catalán en todas las protestas independentistas ha sido muy importante en todo el proceso que sacude a Cataluña. Desde los círculos que respaldan la independencia se ha destacado que su movilización, sacando a la calle a sus tractores en numerosas ocasiones, ha sido decisiva no sólo para conseguir el éxito en algunas protestas, como la huelga del día 3, sino para que se visualice el apoyo de agricultores y ganaderos a este proceso soberanista. Ahora, las principales organizaciones agrarias catalanas, como Unió de Pagesos y JARC, parecen que dan un paso más y sin posicionarse directamente y con muchos matices, dejan claro que, si se da el caso, no les da miedo una Cataluña independiente, aunque eso conlleve perder las ayudas de la PAC.

Según recoge David Brunat en un reportaje en elconfidencial.com, la Unió de Pagesos, el sindicato mayoritario del campo cataláncon cerca de 10.000 afiliados, está convencida de que el campo catalán tendría recursos para vivir de espaldas a España en una hipotética secesión. Incluso si la Unión Europea decidiera cortar el grifo de las ayudas de la PAC y sacara a Cataluña del mercado común, habría alternativas de futuro en otros mercados como Rusia y China.

«En la agricultura, como en otros sectores, se está aplicando la política del miedo», afirma Joan Caball, coordinador nacional de Unió de Pagesos. «Ahora Cataluña aporta a la Hacienda española 2.500 millones de euros y recibe de vuelta 500 millones, hablando en números redondos. Ese margen de 2.000 millones se podría reinvertir en el campo y disponer de más recursos que ahora. Y sobre las ayudas de la PAC, que es un tema que preocupa a nuestros afiliados, no debemos olvidar que Cataluña es un contribuyente neto. Si la UE nos retirase las ayudas, ese dinero que ahora aportamos [el total de IVA y otros conceptos] ya no lo pagaríamos, y sería superior a lo que ahora recibimos».

Consideran que no es tan fácil que se queden fuera de Europa y que pueden encontrar nuevos mercados alternativos

Caball considera que el único gran problema del campo en una hipotética república catalana surgiría si Bruselas sacara a sus agricultores y ganaderos del mercado común. Esta comunidad exporta el 75% de sus bienes agroalimentarios al resto de Europa, por lo que quedar fuera del mercado común sería un suicidio. «En ese caso, deberíamos negociar un acuerdo preferencial como tiene la EFTA [Asociación Europea de Libre Comercio, integrada por Noruega, Islandia, Suiza y Liechtenstein]. Para firmar ese acuerdo, Europa exige a un país cumplir toda la normativa comunitaria, y eso nosotros ya lo estamos haciendo».

Esta visión optimista no es exclusiva de Unió de Pagesos. En Jóvenes Agricultores y Ganaderos de Cataluña (JARC) andan en la misma sintonía, aunque de forma más moderada. No quieren salir de la UE, pero si eso ocurre no ven motivo para la alarma. «Los compromisos de la UE con los payeses catalanes son hasta 2020. No nos pueden dejar fuera siendo un país estratégico en muchos aspectos, como el de frontera. Además, un país no sale de Europa de un día para el otro. Hay que negociar una salida y en ese proceso veríamos cómo queda todo. Reino Unido votó salir de Europa y no veo que lo hayan echado de repente”, indica Francesc Boronat, presidente de JARC.

Pero todo esto se trata de un escenario a medio plazo. A corto es seguro es que los payeses tienen asegurada las ayudas de la PAC de la pasada campaña (que abonará el propio Gobierno a tener controladas las cuentas de la Generalitat y que según el Mapama ya ha efectuado algunos abonos pendientes de la de 2016), que cobrarán a primeros de noviembre (70% del total anual). Pero ante una DUI repentina, los pagos de enero de 2018 ya podrían verse comprometidos. «Si ocurriera, habría que entrar en negociación con Bruselas. Somos ciudadanos europeos, no nos pueden dejar en esa indefensión de un día para el otro, igual que no lo han hecho con el Brexit», abunda sobre esa idea Boronat, de JARC. Entre un 25% y un 30% de las rentas anuales de los payeses proceden hoy de Bruselas.

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